¿Verdad que a veces te gustaría volver a ser pequeña? Para volver a tener esa inocencia, esa piel tan dulce y ese olor tan característico…
El otro día vino a nuestro estudio un pequeño renito el cual nos regaló estas imágenes tan tiernas
en su sesión de recién nacido.
Ilusión, tiernas miradas y sonrisas llenas de felicidad. De todo esto se llena nuestro estudio cada vez que las mamás y papás nos visitan
Bienvenido al mundo pequeño. Os presento a Oliver, que con solo once días ya posaba así de guapo para nosotros.
Mi madre siempre me dice que nunca podrá olvidar el día en que nací. Según dice, el día que nací su vida cambió por completo. Según me cuenta, las madres no empiezan a querer a sus hijos cuando nacen, sino mucho antes. Mucho antes de saber si van a dar a luz a un niño o a una niña. Antes de que por primera vez vean su imagen en una ecografía. Antes de que dé las primeras patadas…
Si se pudiera expresar cuanto daría una mamá por su bebé, incluso antes de dar a luz. Antes de verlo por primera vez.
Tengo que admitir, que tal vez uno de los secretos de mi trabajo es que una de mis debilidades es captar la felicidad de un niño. Verlos saltar, reír, girar… capturar ese instante es una de las sensaciones más gratificantes para mi.
Cada llegada al mundo es un verdadero milagro. Y hay que decir que en nuestras sesiones disfrutamos de la ternura que transmiten los bebés. Sus ojitos, sus labios… su piel…
¿Alguna vez has buscado entre tus álbumes de fotos de cuando eras tan sólo un bebé?